Increíble pero cierto. El tema del fútbol pirata, no solo a nivel nacional (España), sino a nivel mundial, está tomando un nivel interesante. Está claro que estamos ante un problema que nadie parece querer atajar. Siempre me habréis oído argumentar que cuando la piratería baja, es porque el servicio está ofreciendo una propuesta comercial interesante, y cuando sube, es porque se están pasando de listos. Es de cajón. Nunca voy a aceptar como argumento que la gente piratea porque le da la gana. Seguro que los hay, pero mayoritariamente, lo hacen porque no tienen otra alternativa más viable.
¿Qué ha pasado?
En Italia, se han pasado el juego. Han llevado el tema del fútbol pirata a otro nivel. Resulta que por ley, desde que el regulador de telecomunicaciones AGCOM, junto con el gobierno, adoptara un sistema por el cual, ante una denuncia a una teleoperadora, tiene 30 minutos para bloquear la dirección. Pues bien, uno de los propietarios de derechos del fútbol ordenó el bloqueo del dominio drive.usercontent.google.com, ya que supuestamente había encontrado un enlace pirata en este dominio. Digo supuestamente porque la información que se ofrece al respecto sobre la localización de enlaces privados no es demasiado transparente.
¿Y el bloqueo de Google?
Pues bien, al bloquear ese dominio, bloquearon el servicio de Google Drive en toda Italia. Y es que ese dominio es vital para el funcionamiento de la herramienta. Esto, evidentemente, supone una crisis institucional enorme, ya que lo que ha provocado es que una empresa privada ha bloqueado una web sin control alguno. ¿Hasta qué punto hay que aceptar que una empresa privada organice el bloqueo de una web porque supuestamente hay contenido ilícito? Esto, claramente, va en contra de la neutralidad de la red, que tantas veces se superpone ante cualquier otro tipo de pensamiento. Y lo peor es que Piracy Shield, la causante de la movida, no es la primera vez que mete la pata a la hora de bloquear una dirección.
Lo inaceptable
De igual manera que el gobierno decretó que el bloqueo de las webs demandadas debería producirse en un periodo máximo de 30 minutos, el desbloqueo debería producirse en un periodo igual o similar. Sin embargo, esto no sucedió así, y 12 horas después, el tanto por ciento de usuarios que seguían sin acceso a Google Drive estaba por encima del 12%. Y todavía deberían estar satisfechos, porque curiosamente, la ley contra el fútbol pirata no incluye dicho desbloqueo en un plazo similar, sino que expone que pueden pasar unos meses hasta que se produzca el desbloqueo. Esto, evidentemente, es un tema que no tiene sentido alguno.
Es inaceptable
No tiene ningún tipo de sentido que este tipo de cosas ocurra. La lucha contra el fútbol pirata está mal planteada de raíz. No es lógico que, por ejemplo, en nuestro país, para ver el fútbol, o estás con Movistar o en Orange, o no lo ves. No tiene sentido alguno. Es totalmente partidista y debería ser ilegal. Desde el momento que a los usuarios les impides ver el deporte si no están en una operadora concreta, ya estás entrando en un dilema moral.
Cualquier tipo de prohibición siempre es negativo, y eso da como consecuencia que la gente se rebele. No tiene sentido que le des el poder suficiente a una empresa privada para que pueda bloquear, sin control ni consenso, una dirección donde se supone que hay contenido ilegal. Ya puestos a poner, que bloqueen directamente internet porque hay enlaces ilegales. No es normal y alguien debería frenar esta locura.
El precio
La gente no es que no quiera pagar el fútbol, lo que no quieren es tener que pagar más de 100 euros al mes para verlo, ni tener que estar en una plataforma concreta para poder verlo. Que pongan el fútbol a 20 euros mensuales, y que se pueda ver independientemente de la plataforma en la que estés, y verás cómo cambian las cosas. Pero en vez de eso, tenemos a dirigentes que persiguen como si tuvieran la peste, a usuarios que se buscan la vida, mientras que van dándole gratis el fútbol a países poderosos. Esto tiene que explotar tarde o temprano, y siempre se apunta como responsables a los que ven el fútbol pirata cuando quizás, deberían ver que el problema son los que lo gestionan de manera más que cuestionable.