Pekín Express finaliza con polémica
El programa de Boomerang TV, en su primera edición en Max (séptima en total), ha finalizado rodeado de polémica por diversos motivos que se analizarán a continuación. Como seguidor del programa que he sido, rompiendo mi máxima de no ver televisión convencional ni realitys, me he sentido ofendido por ciertos comentarios y comportamientos en redes sociales y diarios digitales a la hora de tratar el tema Pekín Express, que me han llevado a un punto que merece reflexión.
Los concursantes
A diferencia de las ediciones anteriores, en las que los participantes eran personas anónimas de diversos perfiles, esta vez se optó por parejas con trayectoria mediática. Estas son las parejas participantes:
- Octavi Pujades y Alicia Pujades (actor y su hija).
- Gonzalo Miró y Ángel Díaz (colaborador de televisión y su amigo).
- Miriam Díaz Aroca y María Grant (presentadora y su hija).
- Álex de la Croix y Guillermo Duque (actriz y acompañante).
- Alba Paul y Álex Domènech (influencers).
- Canco Rodríguez y David Pulido (actor y amigo).
- Gemma Mengual y Gisela Rovira (deportistas acuáticas).
Incluyo también una pareja ficticia, Juan y Pepe, que no existe, pero será útil para ilustrar mi próximo punto.
Titulares lamentables
Las redes sociales y algunos medios digitales han arruinado la experiencia del programa para muchos espectadores al publicar spoilers innecesarios. Ya es habitual que ciertos generadores de contenido destruyan obras audiovisuales, revelando detalles cruciales demasiado pronto.
En el caso de Pekín Express, estos son algunos ejemplos reales de titulares:
- «Juan y Pepe ganan Pekín Express» (FormulaTV). Este titular, publicado a las 17:00 del día de emisión, destruye por completo la sorpresa.
- «Juan y Pepe, ganadores de Pekín Express» (Mundo Deportivo). Publicado a las 10:00 de la mañana, no solo incluye el spoiler, sino que lo acompaña con una foto de los ganadores.
- «Fin a una nueva edición descafeinada de Pekín Express» (Marca). Aunque el titular no revela el desenlace, la foto que lo acompaña hace el trabajo de arruinar la sorpresa.
¿Esto es legal?
Por desgracia, no existe una normativa que prohíba la publicación de este tipo de información. Esto deja a los medios la libertad de decidir entre cuidar al espectador o generar ruido con titulares sensacionalistas. Se abogaba a la ética periodística para respetar las cosas que aparecen en los medios, pero como vemos, esto cada vez se hace menos y acabamos con medios digitales que destrozan cualquier contenido sin ningún tipo de miramientos.
Lo que debería ser
Los titulares deben redactarse con responsabilidad, evitando revelar detalles clave y seleccionando imágenes que no arruinen la trama. La flexibilidad que ofrecen las plataformas de streaming debería respetarse, permitiendo que cada espectador disfrute el contenido a su ritmo. Las plataformas en streaming precisamente nos trajo esa manera de ver el contenido, así que no tiene sentido que ahora se nos empuje en los medios digitales, a verlo tal cual salga para evitar sorpresas.
El enemigo en casa
No solo los medios son responsables. Las propias plataformas de streaming suelen usar miniaturas que revelan momentos cruciales, arruinando la experiencia para los usuarios. Esto debería revisarse, ya que cuidar el contenido es esencial para atraer y retener espectadores. No es de recibo que estés viendo una serie donde uno de los que sale está a las puertas de la muerte o una situación comprometida, y en la miniatura de posteriores episodios, sale en ella sin más.
Reflexión personal
Pekín Express es un reality preparado para vivir en familia, en mi caso, que hace años que no veo la televisión convencional ni los reality, ha servido para verlo con mis hijos para que se empapen de otras culturas y maneras de vivir. Antiguamente veía el concurso, y es por eso que echo de menos a los concursantes anónimos, cuya espontaneidad daba un toque mas natural al programa. Aunque el formato sigue teniendo potencial, es necesario que tanto los medios como las plataformas aprendan a respetar la experiencia del espectador.