La película La Sustancia ha generado un gran impacto, pero no es fácil encontrar el enfoque adecuado para hablar de ella. Este filme británico, dividido en dos partes bien diferenciadas, nos ofrece una hora y media inicial absolutamente brillante, seguida de 45 minutos que pierden el rumbo, según mi criterio. Si bien soy fanático del cine gore, la segunda mitad de esta cinta sobrepasa los límites de lo necesario, cayendo en un exceso de gore que incluso me resultó molesto. Y eso no es fácil de decir para alguien que disfruta de este género.
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Demi Moore: La grandeza en acción
Demi Moore, con 61 años, demuestra estar en plena forma, tanto física como actoralmente. Su papel en La Sustancia es, sin duda, uno de los más poderosos de su carrera. La entrega que muestra, tanto en lo emocional como en lo físico, es admirable. Acepta sin reservas su rol como una mujer de 50 años, desnuda tanto de cuerpo como de alma, y lo hace con una fuerza que pocas actrices de su calibre podrían igualar. Este es, para mí, el mejor papel de Moore en décadas.
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Margaret Qualley: Un nombre que se consolida
Margaret Qualley, hija de Andie MacDowell, también destaca en La Sustancia, interpretando la versión más joven del personaje de Demi Moore. Su actuación ofrece un contraste maravilloso que complementa a la perfección la crítica subyacente del filme: la juventud versus la experiencia, la belleza superficial contra la verdadera madurez. La carrera de Margaret sigue en ascenso, y este papel es una nueva prueba de su enorme talento.
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El guion: Un golpe maestro en Cannes
Coralie Fargeat, la directora, nos entrega un guion fresco y atrevido que se llevó el premio en Cannes con toda justicia. La película aborda con descaro temas como la belleza femenina, la vejez y el machismo, todo desde una óptica exagerada y directa. La interpretación de Demi Moore como una actriz de 50 años que lucha por mantenerse relevante es un reflejo crítico de la industria. Este aspecto de la película, sin duda, es uno de sus mayores aciertos.
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Lo que destaca
La imagen y el sonido juegan un papel esencial en La Sustancia, con planos perfectamente calculados y efectos de sonido que te sumergen en la narrativa. Cada detalle está minuciosamente cuidado durante la primera parte de la película, lo que eleva su calidad visual y emocional. Sin embargo, el giro hacia el gore extremo en la segunda parte daña ese trabajo tan fino, restándole mérito a lo que hasta ese momento había sido un filme sobresaliente.
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Un clic que cambia todo
Llega un punto en La Sustancia en el que todo cambia. Lo que hasta entonces había sido una película cuidada y meticulosa, se convierte en una obra desbordada por el exceso de sangre y violencia gráfica. Este giro abrupto desentona con el resto del filme, y aunque entiendo la crítica social que la directora intenta hacer, el método elegido no fue el adecuado. Es un momento que hace que la película, para mí, pase de ser la mejor del año a una más que cumple, pero sin brillar tanto como podría haberlo hecho.
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Lo mejor
- Demi Moore en uno de sus papeles más potentes y emotivos.
- Crítica social directa, sin tapujos ni filtros.
- Un presupuesto de 17 millones que demuestra que se puede hacer buen cine sin gastar una fortuna.
- Efectos visuales de alta calidad y un guion muy original.
- El uso de ruidos y planos cortos que incomodan y a la vez fascinan.
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¿Vale la pena verla?
La Sustancia es una película que, sin duda, merece la pena ver, pero hay que saber a lo que se va. No es una cinta para todo el mundo, y su segunda parte puede alienar a algunos espectadores. Sin embargo, si disfrutas del gore, el sarcasmo y las críticas sociales incisivas, este filme no te decepcionará. Eso sí, ten en cuenta que no es apto para quienes busquen una experiencia ligera o convencional.