Rindiéndome a ChatGPT


En un mundo cada vez más condicionado por el avance tecnológico, las inteligencias artificiales (IAs) han pasado de ser una novedad futurista a una herramienta del día a día. Entre ellas, ChatGPT se ha convertido en una pieza clave en mi vida, y aunque he tenido mis reservas, hoy quiero reflexionar sobre cómo lo utilizo, lo que representa para mí y el impacto que puede tener en nuestra sociedad.


Mi relación con ChatGPT: Un aliado cotidiano con límites definidos

Mi relación con esta IA no empezó como una fascinación inmediata. De hecho, siempre he pensado que el uso excesivo de las IAs puede erosionar la creatividad y el razonamiento humano. Sin embargo, en mi caso, he logrado encontrar un equilibrio donde ChatGPT es un complemento útil sin convertirse en un sustituto.

Lo utilizo principalmente para mis artículos, pero quiero dejar claro algo importante: lo que lees sigue siendo mío. ChatGPT no escribe mis textos; solo realiza un pequeño «maquillaje» que incluye corregir errores, organizar párrafos y añadir separadores que mejoran la presentación. La esencia, el estilo y las ideas son completamente mías, y esto lo he logrado gracias al tiempo que he dedicado a entrenar a la IA para que entienda cómo trabajo.

También he descubierto usos prácticos en el ámbito familiar. Como padre de dos niños pequeños, a veces el tiempo no alcanza para todo. Este fin de semana, por ejemplo, usé ChatGPT para explicar un tema de ciencias a mi hija de 8 años. Aunque me gusta ser quien le transmita el conocimiento, confieso que esta vez la IA me ayudó a simplificar el proceso y a ahorrar tiempo que pude dedicar a otras actividades en familia.


El dilema ético: Complemento o sustituto

Aquí surge el gran debate: ¿hasta qué punto es sano depender de las IAs? Para mí, el límite es claro. ChatGPT y similares deben ser una extensión de nuestras capacidades, no un reemplazo. Sin embargo, veo que muchas personas no tienen esa misma conciencia y terminan usándolas como un sustituto de su propio razonamiento o creatividad.

Este problema se acentúa en el ámbito educativo. Que un padre o estudiante recurra constantemente a una IA para resolver problemas o aprender temas básicos puede limitar su desarrollo cognitivo a largo plazo. Aunque yo mismo he caído en esa tentación en momentos de cansancio, tengo claro que no es una práctica que deba normalizarse.


El impacto de las IAs en otros ámbitos

Alternativas a ChatGPT: Herramientas que destacan

ChatGPT no es la única IA que utilizo. Para ilustraciones, por ejemplo, he descubierto Blinkshot, una herramienta gratuita y sencilla que genera imágenes de calidad según las indicaciones que le das. Este tipo de IAs, aunque útiles, están transformando sectores completos, como el de los ilustradores, que ahora enfrentan una competencia que les obliga a replantearse su forma de trabajo.

Otra opción interesante es Copilot, de Microsoft, diseñado para tareas de productividad. Sin embargo, Microsoft parece estar disperso en su enfoque al dividir esfuerzos entre Copilot y Designer, lo que ha generado cierta confusión entre los usuarios.

Finalmente, está Google, que aunque parecía ir a la zaga, está dando pasos significativos con herramientas como NotebookLM. Esta IA tiene la capacidad de analizar múltiples fuentes de información, resumirlas, generar podcasts e incluso combinar texto y enlaces para crear contenido fluido. A pesar de su enorme potencial, aún está en una etapa inicial y requiere paciencia para aprovecharla al máximo.

Google y su apuesta por las IAs

El caso de Google es fascinante. Aunque su IA Gemini (anteriormente Bard) no ha causado tanto revuelo como ChatGPT, la empresa sigue innovando con propuestas como NotebookLM. Esta herramienta puede transformar cómo interactuamos con el contenido digital al ofrecer resúmenes, análisis e incluso la capacidad de convertir textos en podcasts fluidos y profesionalmente narrados.

Sin embargo, estas innovaciones también plantean preguntas inquietantes: ¿Qué pasará con los creadores de contenido y los podcasters cuando estas herramientas sean capaces de generar resultados comparables al trabajo humano?


Entrenar una IA: La clave del éxito

Uno de los mayores errores al usar una IA es asumir que funcionará perfectamente desde el primer día. Cualquier herramienta de este tipo requiere un proceso de entrenamiento para adaptarse a nuestras necesidades y estilo. En mi caso, he dedicado tiempo a enseñarle a ChatGPT cómo quiero que trabaje.

El resultado es que ahora entiendo que no necesito darle demasiadas instrucciones: sabe exactamente qué hacer para dar el toque final a mis textos sin alterar mi esencia. Este nivel de personalización es algo que solo se logra con paciencia y dedicación.


Reflexión final: ¿Aliadas o amenazas?

El avance de las IAs es inevitable, y sus aplicaciones son cada vez más amplias. Para mí, ChatGPT sigue siendo una herramienta valiosa y eficiente, pero no podemos ignorar las implicaciones que su abuso puede tener. Si dejamos que las IAs se conviertan en sustitutos de nuestras capacidades humanas, corremos el riesgo de perder habilidades fundamentales como el razonamiento, la creatividad y la empatía.

El reto está en encontrar el equilibrio adecuado. Usemos estas herramientas como lo que son: aliadas que potencian nuestras capacidades, no máquinas que nos despojen de nuestra humanidad.

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